La Gracia
de Dios
En algún
momento en su vida Martín Lutero descubrió que estaba justificado de su pecado
por la pura y absoluta gracia de Dios, y con esto concluyó que se le abrieron
las puertas del paraíso. Este hombre comprendió que la gracia de Cristo era el
único camino para la liberación del terror que sentía ante un Dios iracundo y
vengativo. La doctrina de la justificación por la gracia significó para Lutero
su liberación del dominio de la ley, de las obras y de la religión en la cual
se encontraba inmerso. Personalmente, la revelación de "la gloriosa
libertad de los hijos e hijas de Dios" (Romanos. 8.21)
“de que la creación misma ha de ser liberada de la
corrupción que la esclaviza, para así alcanzar la gloriosa libertad de los
hijos de Dios”
Esta fue
la respuesta a su angustiosa búsqueda de paz y salvación. Ya que nuestra
justificación es " Porque
por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; " (Efesios 2.8), podemos confiar firmemente en la Palabra de Dios
que nos asegura que el Señor nos ha hecho aceptos en Jesús.
En Efesios
2 el apóstol nos indica de manera simple y para nada simplista nuestra
condición sin Cristo, y debemos comprender que esta carta como todas las otras
fueron escritas para discípulos de Jesús salvos por gracia, Aquí podemos
aclarar algo… Y es lo siguiente: Aunque Dios derrama su gracia
salvífica a la humanidad día tras día, solo pueden disfrutar de ella aquellos
que son salvos es decir aquellos que se han apartado para vivir una vida como
discípulos de Cristo.
“En otro tiempo ustedes estaban
muertos en sus transgresiones y pecados, 2 en los cuales andaban conforme a los poderes de
este mundo.” “Se conducían según el que gobierna las tinieblas, según el
espíritu que ahora ejerce su poder en los que viven en la desobediencia.” 3 En ese tiempo también todos nosotros vivíamos
como ellos, impulsados por nuestros deseos pecaminosos, siguiendo nuestra
propia voluntad y nuestros propósitos. Como los demás, éramos por naturaleza
objeto de la ira de Dios. 4 Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor por nosotros, 5 nos dio vida con Cristo, aun cuando estábamos muertos en
pecados. ¡Por
gracia ustedes han sido salvados! 6 Y en unión con Cristo Jesús, Dios nos resucitó y
nos hizo sentar con él en las regiones celestiales, 7 para mostrar en los tiempos venideros la
incomparable riqueza
de su gracia,
que por su bondad derramó sobre nosotros en Cristo Jesús. 8 Porque por gracia ustedes han sido salvados
mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, 9 no por obras, para que nadie se *jacte. 10 Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo
Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las
pongamos en práctica….ustedes saben que la fe sin obras es algo inerte.
Pero ¿Qué es la Gracia de Dios? Es difícil explicar un atributo divino con palabras humanas. Sin embargo, si confiamos en la amplitud de la Biblia y podemos entender la gracia de Dios como su acción redentora en favor de los seres humanos, ya establecida desde antes de la fundación del mundo y que se va desarrollando y creciendo a lo largo de toda la historia, hasta culminar en la encarnación-muerte y resurrección de Jesucristo y que se proyecta hacia la eternidad futura, pasando de forma redentora por nuestra vida y entorno, Entonces podemos entender en parte. Ahí podemos concluir que se trata de una acción salvadora eterna que ha sido plenamente concretada por Dios y, al leer la Biblia, encontramos el sentido más profundo de los actos salvíficos de Dios, o sea, la historia de la salvación y de la gracia de Dios como el único camino de acercamiento redentor hacia el Creador. A este concepto lo conocemos como la “sola gratia”. “bástate mi gratia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad”…entonces el Apóstol comprendió que la patología que le aquejaba era su debilidad y que ahí...se manifestaría la Gracia de Dios. En lo débil para avergonzar a lo fuerte, en lo necio para avergonzar a los sabios y en lo que no es para deshacer lo que es.!!!
Al enfocar el texto de Efesios 2.1-10 nos daremos cuenta de la centralidad de la gracia tanto en la acción de Dios como en la vida humana. El texto empieza con una muy seria descripción del estado de vida en que nos encontramos los seres humanos de, por el alejamiento de Dios, de manera consiente (a eso se llama “pecado”). Según el apóstol Pablo si estamos lejos de Dios estamos muertos en nuestros delitos y pecados. Si estamos alejados de Dios andamos conforme a los poderes y secularismo de este mundo, según el que gobierna las tinieblas, vivimos en dirección contraria a los preceptos divinos e impulsados por nuestros deseos pecaminosos. Las palabras concluyentes del apóstol son todavía más duras: alejados de Dios somos por naturaleza objeto de la ira de Dios (2.1-3). El cuadro que se pinta para el ser humano, es decir, para cada uno de nosotros, es demasiado oscuro como para no considerarlo y ante lo que nos presenta Pablo nos vemos sin salida e impotentes para poder salvarnos a nosotros mismos. Esto es la gracia…no hay nada que tu puedas hacer para ganar tu salvación….si es por obras…¿Cuántas?
Pero ¿Qué es la Gracia de Dios? Es difícil explicar un atributo divino con palabras humanas. Sin embargo, si confiamos en la amplitud de la Biblia y podemos entender la gracia de Dios como su acción redentora en favor de los seres humanos, ya establecida desde antes de la fundación del mundo y que se va desarrollando y creciendo a lo largo de toda la historia, hasta culminar en la encarnación-muerte y resurrección de Jesucristo y que se proyecta hacia la eternidad futura, pasando de forma redentora por nuestra vida y entorno, Entonces podemos entender en parte. Ahí podemos concluir que se trata de una acción salvadora eterna que ha sido plenamente concretada por Dios y, al leer la Biblia, encontramos el sentido más profundo de los actos salvíficos de Dios, o sea, la historia de la salvación y de la gracia de Dios como el único camino de acercamiento redentor hacia el Creador. A este concepto lo conocemos como la “sola gratia”. “bástate mi gratia, porque mi poder se perfecciona en la debilidad”…entonces el Apóstol comprendió que la patología que le aquejaba era su debilidad y que ahí...se manifestaría la Gracia de Dios. En lo débil para avergonzar a lo fuerte, en lo necio para avergonzar a los sabios y en lo que no es para deshacer lo que es.!!!
Al enfocar el texto de Efesios 2.1-10 nos daremos cuenta de la centralidad de la gracia tanto en la acción de Dios como en la vida humana. El texto empieza con una muy seria descripción del estado de vida en que nos encontramos los seres humanos de, por el alejamiento de Dios, de manera consiente (a eso se llama “pecado”). Según el apóstol Pablo si estamos lejos de Dios estamos muertos en nuestros delitos y pecados. Si estamos alejados de Dios andamos conforme a los poderes y secularismo de este mundo, según el que gobierna las tinieblas, vivimos en dirección contraria a los preceptos divinos e impulsados por nuestros deseos pecaminosos. Las palabras concluyentes del apóstol son todavía más duras: alejados de Dios somos por naturaleza objeto de la ira de Dios (2.1-3). El cuadro que se pinta para el ser humano, es decir, para cada uno de nosotros, es demasiado oscuro como para no considerarlo y ante lo que nos presenta Pablo nos vemos sin salida e impotentes para poder salvarnos a nosotros mismos. Esto es la gracia…no hay nada que tu puedas hacer para ganar tu salvación….si es por obras…¿Cuántas?
Sin embargo, la presencia de la
gracia de Dios se ve de inmediato, no solo como la única salida para el pecado
humano, sino más bien, como el proyecto de vida que El nos ofrece. En 2.4-5 leemos “pero Dios…”
Hubo un teólogo que dijo que esta es la expresión más hermosa de toda la
Biblia, puesto que se refiere a la clave de la vida. “Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor por
nosotros, nos dio vida con Cristo, aun cuando estábamos muertos en pecado. ¡Por
gracia ustedes han sido salvados!”. Es importante comprender que por su gracia Dios interviene en
nuestro estado de vida en el que vivimos alejados de él y nos atrae hacia sí
con su propuesta de vida y de salvación. La gracia, por tanto, es el camino de
la vida que se manifiesta en forma de misericordia y amor por parte de Dios al
enviar a su hijo Jesucristo a morir a favor nuestro.
Además, al leer los versos 6-7 encontramos una nueva dimensión de la gracia de Dios. Dice el texto: “Y en unión con Cristo Jesús, Dios nos resucitó y nos hizo sentar con él en las regiones celestiales, 7 para mostrar en los tiempos venideros la incomparable riqueza de su gracia, que por su bondad derramó sobre nosotros en Cristo Jesús”. Además de salvarnos de una vida alejada de Dios, como vimos en los vv.4-5, por su gracia Dios nos concede una nueva posición ante él: estamos ahora unidos a Cristo, resucitados de nuestra muerte en el pecado y sentados al lado de Dios en lo que el apóstol llama las regiones celestiales, que no es más es que el nuevo estilo de vida que Dios ofrece a sus discípulos. En resumen, por su gracia Dios nos pone en un nuevo status en el cual inicialmente pasamos a vernos y a comprendernos desde la perspectiva de una vida en unión con Cristo y en comunión con Dios, pasamos a comprender nuestra vida desde el prisma del rescate de nuestra naturaleza pecaminosa.
Esta nueva posición que asumimos ante Dios por su gracia para con nosotros resulta que, además de ser beneficiosa para nosotros, es también evangelizadora, puesto que la nueva posición (v.6) tiene como objetivo mostrar (v.7) la incomparable riqueza de su gracia. De “Su Plenitud es que tomamos la Gracia y podemos compartirla” Aunque no es nuestra. Hay algunas personas que quieren apropiarse de atributos que son de exclusividad divina…y Dios con comparte su Gloria. La gracia de Dios no se queda restricta al interior de nuestra vida, sino que se transforma en la manera en que Dios le da a conocer a las demás personas su bondad derramada sobre nosotros por medio de Jesucristo. Al ser alcanzados por la gracia salvadora de Dios, somos también los instrumentos usados por Dios para que otros lleguen a conocerle y a recibir su salvación. Ayer comentaba a un amigo que somos solo instrumentos inútiles en manos de Dios…es como si la luna tuviese control sobre la luminosidad que emite…Amigo…deja que el sol que es Dios, te ayude a iluminar a otros por medio de su santo espíritu , ya que tú no tienes luz propia…y por definición no puedes dar algo que no tienes.
Pero siguiendo el texto aún encontramos la dinámica de la gracia de Dios: “Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, 9” (vv.8-9). ¿Cómo funciona la gracia de Dios al salvarnos? Funciona como un regalo, el que recibe el regalo no lo paga, sino que lo acepta y se alegra, se trata de un don o una dadiva, es el regalo de vida que nos da Dios. No lo pagamos nosotros, pero ha sido pagado por Cristo que ha dado su propia vida, siendo el único justo y sin pecado, para que el regalo nos llegara completo de la verdadera luz y de la vida eterna.
La salvación es el regalo de Dios que lo recibimos mediante la fe y esto no procede de ninguno de nosotros, ni de nuestras capacidades, ni de nuestras buenas obras, ni de nuestras fuerzas, ni de nuestra miseria intelectual. Así nadie se puede enorgullecer de que se ha salvado a sí mismo, como vimos anteriormente. Solo Cristo por la gracia de Dios manifestada en la cruz y en la resurrección nos puede salvar y a nosotros solo nos cabe recibir por fe este regalo de parte de Dios que es para toda la vida y para la eternidad. La salvación depende de Dios y no de nosotros. Dios es el único que pudo romper con las cadenas del pecado que nos atan desde dentro y que nos impiden de vivir a su lado y así lo hizo. al enviar a Jesucristo a dar su vida a nuestro favor. A nosotros nos cabe recibirla con gratitud y vivirla con coherencia. No digo con eso que somos pasivos en nuestra comunión con Dios; por el contrario, tenemos responsabilidades ante Dios, necesitamos crecer en esa gracia y en el conocimiento de la palabra y de la voluntad de Dios, seguimos luchando a diario contra el pecado en nuestra vida puesto que la victoria final solo nos vendrá con la venida de Cristo y su reino eterno, y somos los testigos de Dios y su gracia al mundo. Pero en cuanto a producir los medios eternos para la salvación eso solo le cabe a Dios y no a nosotros.
El último verso del texto es muy interesante y nos presenta la gracia de Dios de una manera muy intensa: “porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica” (v.10). Cuáles y cuándo? En mateo 28:18 al 20 antes de ir al padre el Señor Jesús genero la comisión para todos quienes quieran ser salvos…Jesús genero un mandamiento sencillo "Jesús se acercó entonces a ellos y les dijo: Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. 19 Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las *naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,20 enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo" Por la vía del discipulado apostólico , bauticen en mi nombre mi de mi Padre y del E.S y enséñenles en amor a obedecer….pero también ¿Quiénes somos ante Dios ahora que hemos sido alcanzados por su gracia salvadora? El apóstol es muy claro: en primer lugar somos hechura de Dios. La palabra griega para “hechura” es poiêma de donde viene nuestra palabra “poema” o “poesía” que originalmente en griego significaba “una obra hecha con las propias manos, con arte y primor”. Es como si se presentara a Dios como un artesano que trabaja nuestra vida día tras día con sus propias manos… (Principalmente por la vía de del discipulado) Pero también ahí en tu intimidad, Dios tratará contigo. Se refiere objetivamente al hecho de que fuimos creados por Dios. La gracia de Dios empieza al crearnos Dios como seres humanos.
En segundo lugar, nos dice Pablo que somos creados en Cristo Jesús para buenas obras. Ahora estamos ante una afirmación salvadora, o sea, creados en Cristo significa que por medio de la obra de Cristo hemos sido redimidos de nuestros pecados y destinados por Dios a vivir una nueva dimensión de vida humana en la que los principios de su Reino eterno nos transformen y nos guíen en nuestra vida común. A esto se refiere el apóstol con las “buenas obras” las cuales dispuso Dios desde antes de la fundación misma del mundo para que las vivamos de forma práctica en cada dimensión de lo que somos como personas. La gracia nos llega, por tanto, hasta lo más profundo de nuestro ser. En ese contexto la Gracia transforma la vida de cualquier ser humano que se humilla ante Dios.
Si algo debe quedarse en nuestras mentes y corazones al terminar de leer esto hoy es que Dios en su gracia divina recibe al injusto y lo justifica, "no por obras, sino, para buenas obras" (Ef. 2:8-10). La gracia de Dios despierta en nosotros la gratitud y nos transforma en personas que caminan día tras día hacia lo nuevo de Dios, como nuevas creaturas formadas por Cristo y nos conduce a buscar hacer la voluntad de Aquél que nos ha redimido.
No podemos contentarnos con una clase de “gracia barata” que sea puramente formal o verbal. Tenemos la invitación de Dios a abrirnos por entero a su gracia redentora por medio de la fe, para que esa gracia y su salvación inunde todo nuestro ser, pues la gracia nos hace libres para vivir el bien y para hacer el bien con justicia, demostrando por nuestras palabras y conducta el interés que tiene Dios en salvar a los seres humanos.
Además, al leer los versos 6-7 encontramos una nueva dimensión de la gracia de Dios. Dice el texto: “Y en unión con Cristo Jesús, Dios nos resucitó y nos hizo sentar con él en las regiones celestiales, 7 para mostrar en los tiempos venideros la incomparable riqueza de su gracia, que por su bondad derramó sobre nosotros en Cristo Jesús”. Además de salvarnos de una vida alejada de Dios, como vimos en los vv.4-5, por su gracia Dios nos concede una nueva posición ante él: estamos ahora unidos a Cristo, resucitados de nuestra muerte en el pecado y sentados al lado de Dios en lo que el apóstol llama las regiones celestiales, que no es más es que el nuevo estilo de vida que Dios ofrece a sus discípulos. En resumen, por su gracia Dios nos pone en un nuevo status en el cual inicialmente pasamos a vernos y a comprendernos desde la perspectiva de una vida en unión con Cristo y en comunión con Dios, pasamos a comprender nuestra vida desde el prisma del rescate de nuestra naturaleza pecaminosa.
Esta nueva posición que asumimos ante Dios por su gracia para con nosotros resulta que, además de ser beneficiosa para nosotros, es también evangelizadora, puesto que la nueva posición (v.6) tiene como objetivo mostrar (v.7) la incomparable riqueza de su gracia. De “Su Plenitud es que tomamos la Gracia y podemos compartirla” Aunque no es nuestra. Hay algunas personas que quieren apropiarse de atributos que son de exclusividad divina…y Dios con comparte su Gloria. La gracia de Dios no se queda restricta al interior de nuestra vida, sino que se transforma en la manera en que Dios le da a conocer a las demás personas su bondad derramada sobre nosotros por medio de Jesucristo. Al ser alcanzados por la gracia salvadora de Dios, somos también los instrumentos usados por Dios para que otros lleguen a conocerle y a recibir su salvación. Ayer comentaba a un amigo que somos solo instrumentos inútiles en manos de Dios…es como si la luna tuviese control sobre la luminosidad que emite…Amigo…deja que el sol que es Dios, te ayude a iluminar a otros por medio de su santo espíritu , ya que tú no tienes luz propia…y por definición no puedes dar algo que no tienes.
Pero siguiendo el texto aún encontramos la dinámica de la gracia de Dios: “Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, 9” (vv.8-9). ¿Cómo funciona la gracia de Dios al salvarnos? Funciona como un regalo, el que recibe el regalo no lo paga, sino que lo acepta y se alegra, se trata de un don o una dadiva, es el regalo de vida que nos da Dios. No lo pagamos nosotros, pero ha sido pagado por Cristo que ha dado su propia vida, siendo el único justo y sin pecado, para que el regalo nos llegara completo de la verdadera luz y de la vida eterna.
La salvación es el regalo de Dios que lo recibimos mediante la fe y esto no procede de ninguno de nosotros, ni de nuestras capacidades, ni de nuestras buenas obras, ni de nuestras fuerzas, ni de nuestra miseria intelectual. Así nadie se puede enorgullecer de que se ha salvado a sí mismo, como vimos anteriormente. Solo Cristo por la gracia de Dios manifestada en la cruz y en la resurrección nos puede salvar y a nosotros solo nos cabe recibir por fe este regalo de parte de Dios que es para toda la vida y para la eternidad. La salvación depende de Dios y no de nosotros. Dios es el único que pudo romper con las cadenas del pecado que nos atan desde dentro y que nos impiden de vivir a su lado y así lo hizo. al enviar a Jesucristo a dar su vida a nuestro favor. A nosotros nos cabe recibirla con gratitud y vivirla con coherencia. No digo con eso que somos pasivos en nuestra comunión con Dios; por el contrario, tenemos responsabilidades ante Dios, necesitamos crecer en esa gracia y en el conocimiento de la palabra y de la voluntad de Dios, seguimos luchando a diario contra el pecado en nuestra vida puesto que la victoria final solo nos vendrá con la venida de Cristo y su reino eterno, y somos los testigos de Dios y su gracia al mundo. Pero en cuanto a producir los medios eternos para la salvación eso solo le cabe a Dios y no a nosotros.
El último verso del texto es muy interesante y nos presenta la gracia de Dios de una manera muy intensa: “porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica” (v.10). Cuáles y cuándo? En mateo 28:18 al 20 antes de ir al padre el Señor Jesús genero la comisión para todos quienes quieran ser salvos…Jesús genero un mandamiento sencillo "Jesús se acercó entonces a ellos y les dijo: Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. 19 Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las *naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,20 enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo" Por la vía del discipulado apostólico , bauticen en mi nombre mi de mi Padre y del E.S y enséñenles en amor a obedecer….pero también ¿Quiénes somos ante Dios ahora que hemos sido alcanzados por su gracia salvadora? El apóstol es muy claro: en primer lugar somos hechura de Dios. La palabra griega para “hechura” es poiêma de donde viene nuestra palabra “poema” o “poesía” que originalmente en griego significaba “una obra hecha con las propias manos, con arte y primor”. Es como si se presentara a Dios como un artesano que trabaja nuestra vida día tras día con sus propias manos… (Principalmente por la vía de del discipulado) Pero también ahí en tu intimidad, Dios tratará contigo. Se refiere objetivamente al hecho de que fuimos creados por Dios. La gracia de Dios empieza al crearnos Dios como seres humanos.
En segundo lugar, nos dice Pablo que somos creados en Cristo Jesús para buenas obras. Ahora estamos ante una afirmación salvadora, o sea, creados en Cristo significa que por medio de la obra de Cristo hemos sido redimidos de nuestros pecados y destinados por Dios a vivir una nueva dimensión de vida humana en la que los principios de su Reino eterno nos transformen y nos guíen en nuestra vida común. A esto se refiere el apóstol con las “buenas obras” las cuales dispuso Dios desde antes de la fundación misma del mundo para que las vivamos de forma práctica en cada dimensión de lo que somos como personas. La gracia nos llega, por tanto, hasta lo más profundo de nuestro ser. En ese contexto la Gracia transforma la vida de cualquier ser humano que se humilla ante Dios.
Si algo debe quedarse en nuestras mentes y corazones al terminar de leer esto hoy es que Dios en su gracia divina recibe al injusto y lo justifica, "no por obras, sino, para buenas obras" (Ef. 2:8-10). La gracia de Dios despierta en nosotros la gratitud y nos transforma en personas que caminan día tras día hacia lo nuevo de Dios, como nuevas creaturas formadas por Cristo y nos conduce a buscar hacer la voluntad de Aquél que nos ha redimido.
No podemos contentarnos con una clase de “gracia barata” que sea puramente formal o verbal. Tenemos la invitación de Dios a abrirnos por entero a su gracia redentora por medio de la fe, para que esa gracia y su salvación inunde todo nuestro ser, pues la gracia nos hace libres para vivir el bien y para hacer el bien con justicia, demostrando por nuestras palabras y conducta el interés que tiene Dios en salvar a los seres humanos.
Qué concluiremos? ¿Vamos a persistir en el pecado, para que la gracia
abunde? 2 ¡De ninguna
manera! Nosotros, que hemos muerto al pecado, ¿Cómo podemos seguir viviendo en
él? 3 ¿Acaso no
saben ustedes que todos los que fuimos bautizados para unirnos con Cristo
Jesús, en realidad fuimos bautizados para participar en su muerte? 4 Por tanto, mediante el bautismo fuimos sepultados con él en su muerte, a
fin de que, así como Cristo *resucitó por el poder del Padre,
también nosotros llevemos una vida nueva.
Que podemos inferir entonces? Que tanto para el incrédulo desde la caída de Adán la gracia ha sido y representa la oportunidad de ser redimido y justificado gratuitamente y para el discípulo de Jesús el llamado claro es a no abusar de la gracia. (o mejor dicho…Creer que puedes abusar de la Gratia)Para el hombre natural que no percibe las cosas espirituales y para el discípulo de Jesús entender esto no solo es difícil…sino imposible y se puede lograr solo por medio del espíritu. No existe un solo hecho u obra humana que nos pueda salvar….Cristo en la cruz lo hizo absolutamente todo…y si hay algo que podamos hacer como creer, arrepentirnos y bautizarnos para que sean borrados nuestros pecados…también esto proviene de Dios.
Que podemos inferir entonces? Que tanto para el incrédulo desde la caída de Adán la gracia ha sido y representa la oportunidad de ser redimido y justificado gratuitamente y para el discípulo de Jesús el llamado claro es a no abusar de la gracia. (o mejor dicho…Creer que puedes abusar de la Gratia)Para el hombre natural que no percibe las cosas espirituales y para el discípulo de Jesús entender esto no solo es difícil…sino imposible y se puede lograr solo por medio del espíritu. No existe un solo hecho u obra humana que nos pueda salvar….Cristo en la cruz lo hizo absolutamente todo…y si hay algo que podamos hacer como creer, arrepentirnos y bautizarnos para que sean borrados nuestros pecados…también esto proviene de Dios.
"Justificados pues por la
fe tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo".
Nosotros
necesitamos crecer en la gracia. Hay un trono de gracia, y en ese trono está el
autor de ella. La Palabra dice que nos acerquemos confiadamente al trono de la
gracia, para alcanzar misericordia, y para hallar gracia para el oportuno
socorro. Necesitamos hallar gracia para vivir la vida cristiana, necesitamos
gracia de Dios para relacionarnos entre los hermanos, necesitamos gracia de
Dios para perdonar. Necesitamos crecer en la gracia.
La
gracia llega al hombre, o tenemos entrada a ella, por medio de la fe. La fe es
el don que nos conduce a la gracia. Necesitamos gracia para vivir, gracia para
juzgar, gracia para creer, gracia para crecer, para liderar. Necesitamos gracia
para ser salvos, gracia para servir, gracia para dar a otros lo que hemos
recibido. La mayor inversión que el Señor está haciendo en este tiempo respecto
de su gracia, es precisamente invertir en discípulos fieles y leales
capacitados para comprender esto.